Piernas ulceradas (ulcus cruris venosum)

Úlcera venosa en la pierna

Piernas ulceradas (ulcus cruris venosum)

Cuando la herida no se cura

La circulación sanguínea es un sistema perfecto: el corazón impulsa la sangre por las arterias hasta la punta de los dedos. Los músculos de la pierna (la llamada bomba muscular de la pantorrilla) la comprime por dentro de las venas contra la gravedad, de retorno al corazón. Las válvulas venosas se encargan de que no retroceda ni se acumule en las venas de la pierna. Cuando las válvulas venosas no funcionan, la sangre se acumula en las venas y aparecen las varices. El aumento de la presión provocado por la acumulación de la sangre en las varices hace que pueda salir líquido y otros componentes de la sangre del sistema vascular hacia los tejidos. Esto a su vez afecta al aporte de oxígeno y nutrientes a los tejidos afectados. La piel cambia de color y el pie y la pierna se hinchan. Basta con cualquier pequeña herida para que se forme una úlcera muy difícil de curar. Se habla de un "Ulcus cruris venosum" o una úlcera de la pierna. Los seguros médicos pagan más de mil millones de euros al año para tratar las úlceras venosas de las piernas.

La herida abierta es muy dolorosa. Los microorganismos que colonizan la herida y su entorno generan un olor desagradable. A menudo los afectados se aíslan socialmente. El dolor hace que los pacientes adopten una postura de protección, porque apenas pueden mover la pierna. A su vez esto provoca que el mecanismo de bombeo que impulsa la sangre de retorno hacia el corazón deje de funcionar. Es un círculo vicioso.