La impresionante historia de María Bordonado
Cuando la española María Bordonado llegó por primera vez a la clínica Lympho-Opt Klinik en Hohenstadt, cerca de Núremberg, varios auxiliares tuvieron que sacarla de la ambulancia.
Apenas podía moverse por la elefantiasis que parecía, la forma más aguda de linfedema. Solo su pierna derecha tenía una circunferencia de 1,59 metros. Era enero de 1999 y permaneció más de seis meses en la clínica. Gracias a la constante terapia y al drenaje de líquido linfático que se consiguió con ella, perdió más de 86 quilogramos de peso solo en las piernas. A principios de 2014 volvió a Franconia por tercera vez para su tratamiento de seguimiento, en avión y sin ayuda de nadie. El Dr. Franz-Josef Schingale, que la conoce y la trata desde hace 15 años, no solo estaba satisfecho con el estado actual de su paciente, sino que se mostraba impresionado también por su gran disciplina autoimpuesta.
“María estuvo en nuestra clínica por última vez ingresada en 2006. Desde entonces, el resultado del tratamiento se ha mantenido de maravilla. En los últimos ocho años, el líquido en su pierna izquierda solo ha aumentado en 1,7 litros. La derecha sigue igual que estaba. Si se tiene en cuenta que en casa en España no recibe drenajes linfáticos manuales, se venda ella misma y aplica compresión neumática intermitente (tratamiento con manguitos de presión) así como medias de compresión, se encuentra en un estado extraordinario.”
Diez años postrada en la cama
Hasta obtener este diagnóstico positivo, esta mujer de 48 años ha recorrido un duro camino durante décadas. Poco después de su comunión, a los nueve años, aparecieron los primeros síntomas de un linfedema. María Bordonado lo recuerda: “Los pies y las manos se me hinchaban cada vez más, no me cabía ningún zapato. Al principio no le di importancia y mis padres creían que se pasaría.” Pero las hinchazones aumentaron en lugar de disminuir.
Los padres de María consultaron al médico de cabecera. Como él no pudo ayudarles, comenzó una odisea de años por innumerables consultas médicas, pero nadie podía aportar una solución. Mientras sus amigas acababan el colegio, comenzaban a trabajar y tenían familia, el linfedema mantenía a María postrada en la cama. Durante más de diez años, su entorno vital se limitaba al dormitorio y el baño, ya que sus piernas no podían soportar recorridos mayores y el esfuerzo era demasiado. Además temía las miradas de la gente en público. Solo tenía contacto con su familia, que la animó y apoyó en todos esos años.
Ayuda desde Franconia
El punto de inflexión se produjo en 1998, cuando una doctora española publicó la historia de la enfermedad en internet. Nati Velázquez, la directora de la filial española de medi, uno de los fabricantes líderes de medias de compresión médicas con sede en Bayreuth, conoció así el caso de María. Se puso en contacto con el Dr. Schingale, el director médico de la Lympho-Opt Klinik. Él estaba seguro de que podían ayudar a María.
Otro desafío fue que la seguridad social española se negaba a asumir los costes del tratamiento. Cuando los trabajadores y gerentes de medi se enteraron de la historia, se decidió ayudar de manera espontánea. El presupuesto que se destinaba a los regalos de Navidad de los clientes se empleó sin dudarlo en la terapia de María. A esto se unió la ayuda financiera de la población: varios canales de televisión alemanes contaron el caso de María y solicitaron donaciones para hacer posible un tratamiento en Franconia. A finales de enero de 1999 llegó la hora. Una ambulancia llevó a María tumbada a unos 2000 kilómetros de su casa cerca de Alicante a Hohenstadt.
Una de las personas que estuvo ahí desde el principio es la experta en linfología Cornelia Wilhelm de la ortopedia vecina “Coframed Gesundheitstreff im PEZ”. “Cuando María llegó aquí en la ambulancia, fue todo un acontecimiento. He de decir que la primera vez que vi sus piernas fue un momento desgarrador”, recuerda. Estaba claro que se necesitaría mucha disciplina y trabajo para que las piernas tuvieran de nuevo una circunferencia relativamente normal. Todos los implicados aceptaron gustosamente el desafío y al día siguiente comenzó la terapia. Tras seis meses de drenaje linfático diario, compresión neumática intermitente, terapia de movimiento y prendas de compresión, se alcanzó el gran objetivo: María pudo volver a caminar. Solo la pierna derecha se consiguió reducir de 1,59 metros a 52 centímetros. Este fue un nuevo comienzo en su vida.
El trabajo conjunto óptimo de médicos
Para poder alcanzar un resultado tan bueno, es necesario el trabajo conjunto óptimo de médicos, terapeutas y expertos del comercio ortopédico especializado.
Aún cuando esta red se puede ampliar en Alemania y aún hay pocos expertos en todos los campos mencionados (en toda Alemania hay unos 450 linfólogos y unos 60.000 terapeutas cualificados), a nivel internacional Alemania está alcanzando una posición líder en el tratamiento a pacientes de linfedema. María Bordonado lo puede confirmar: ella y otros pacientes de la Lympho-Opt Klinik se benefician de este trabajo en red activo.
Prendas de tricotado plano óptimas con competencia técnica
Cuando María Bordonado había perdido unos dos litros de líquido linfático mediante drenaje linfático manual en la clínica, se la volvió a medir al final de su estancia este año. Al igual que 15 años atrás, Cornelia Wilhelm realizó la medición. También ella se mostró impresionada con el estado de María. “Las piernas por debajo de la rodilla están extremadamente delgadas. María muestra de forma impresionante que con gran disciplina y compromiso se puede contribuir enormemente a la propia terapia.” Por su experiencia en el comercio ortopédico especializado, Cornelia Wilhelm sabe que esta disciplina no es poco común en pacientes de linfedema. “El afectado es normalmente consciente de que, por ejemplo, si no llevan de manera constante sus prendas de compresión, la zona afectada volverá a hincharse y el estado de salud puede empeorar”.
Precisamente las prendas de tricotado plano, que forman una pared estable en torno a la extremidad afectada, pueden evitar la expansión del linfedema. Por ello, son un componente decisivo para el éxito en la terapia del linfedema. Para que las medias de compresión ejerzan un efecto ideal, el momento correcto de la medición es muy importante. Cornelia Wilhelm indica: “El o la paciente debería acudir directamente después del drenaje linfático manual y estar lo más descongestionados posible. Entonces se obtienen las medidas necesarias para una buena prenda de tricotado plano.” En el caso de María Bordonado, esta consiste en varios productos compresivos de medi, entre ellos, punteras para los dedos del pie, medias de muslo y un pantalón pirata de medi. Esta doble prenda garantiza una mayor presión y proporciona una mayor estabilidad en la pared, lo que preserva de manera ideal el buen estado actual. Asimismo, la división en varias partes facilita la colocación y retirada diarios.
Las perspectivas de María son muy positivas
¿Es suficiente a partir de ahora que María vaya a Alemania a su tratamiento de seguimiento cada dos años y el resto del tiempo se trate ella sola? La experta está segura de que si hay alguien que lo pueda conseguir, es María. “Estoy convencida de que puede mantener muy bien los resultados de la terapia”, dice Cornelia Wilhelm. “Ya lo ha demostrado en el pasado. Además su silueta corporal seguramente también mejorará llevando las medias de compresión. Todos los miembros de la red de linfología le deseamos todo lo mejor para el futuro.”