En todos los puntos en los que los tendones están sometidos a fuerzas de rozamiento especialmente intensas pasan por dentro de las llamadas vainas tendinosas
Son unos tubos de tejido conjuntivo, rellenos de un líquido lubricante, que rodean los tendones como un túnel. Los propios tendones también están envueltos por un tejido a modo de piel, el peritenón. Cuando se inflama o cuando se altera a causa de un sobreesfuerzo continuo, aparece un dolor intenso en el curso del tendón. La causa más frecuente es un sobreesfuerzo tendinoso, aunque también puede ser debido una inflamación de la articulación. Si bien lo más usual es que afecte a los tendones de la muñeca, en realidad puede aparecer en cualquier tendón que pase a través de una vaina tendinosa. Generalmente la inflamación de las vainas tendinosas no se debe a una infección, sino a un sobreesfuerzo continuo.
El síntoma principal es un dolor intenso que reaparece continuamente. Al principio las molestias aparecen sobre todo al moverse, aunque después también aparecen en reposo. A veces se nota calor local, una inflamación e incluso un enrojecimiento. Cuando la articulación afectada no se cuida o no se le da el reposo necesario, las molestias pueden empeorar sensiblemente hasta llegar a la total discapacidad funcional de la articulación afectada a causa del dolor. Al presionar sobre la zona afectada aparece un dolor a la presión y, al mover la articulación, se oye cómo crepita.
Tratamiento – Cambie el patrón de movimiento
La mejor prevención es evitar los movimientos repetitivos. Si no puede hacerlo a causa de su profesión, haga pausas breves a intervalos regulares.
Si no existe ninguna otra enfermedad concomitante, como reuma como algún tipo de artritis, las probabilidades de curación son buenas. De todos modos es imprescindible que no se repita el patrón de movimientos que la causó, o por lo menos se reduzca.
La medida inmediata más adecuada es interrumpir cuanto antes la actividad causal. A continuación, la aplicación de frío local aporta un gran alivio. La articulación afectada se inmoviliza con una férula durante la fase aguda. Además, pueden administrarse antiinflamatorios.
La combinación de estas dos medidas suele proporcionar un marcado alivio de las molestias. Una vez se ha reducido la inflamación se puede volver a empezar con el movimiento de la articulación. Para evitar nuevos esfuerzos perjudiciales, en el tratamiento posterior debe incluirse necesariamente la fisioterapia.